El sitio de mi recreo

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sábado, 27 de diciembre de 2008

Una semilla que germina


Casi todo el mundo está buscando algo, corriendo tras una cosa u otra. Puede llegar a ser algo realmente frenético. Pero la persona que quiere lo que quiere su corazón, lo tiene todo. No tiene por qué estar triste; sus buenos deseos se cumplen cada día con cada aliento. Quien siente gratitud, celebra cada respiración, cada momento.


Es costumbre celebrar los cumpleaños con una tarta y velas, y ponemos tantas velas como años cumplimos. Cuando las apagamos soplando nos ponemos muy contentos, pero, ¿qué simboliza eso? Si lo piensas, estamos apagando todos los años que han pasado. Y no es sólo un año lo que se va, sino cada día, cada aliento. ¿Cuántos momentos, cuántos alientos hemos guardado y apreciado? Lo que perdemos, lo perdemos para toda la vida; esos momentos nunca volverán. Pero lo que guardamos, también lo guardamos para toda la vida.


Es importante la esperanza. Tienes la posibilidad de disfrutar de cada momento. Fíjate en los árboles y en las plantas a tu alrededor. Ellos lo han conseguido. Nacieron de la sabiduría de la semilla que germinó. Hubo otras que no lo hicieron. Estaban en el mismo lugar en el que esos árboles están ahora, pero no lo lograron. Tú puedes ser una semilla que germina.


El mundo entero que nos rodea está hecho a partir de lo que germinó, no de lo que no lo hizo. No prestes atención a lo que no es; fíjate en lo que es. Y, ¿qué es? En medio de nuestro dolor, de nuestro sufrimiento, tenemos esta vida, este cuerpo. En medio de todo eso, está el aliento que entra y sale de nosotros. Tenemos que prestar atención a eso, a lo que es; no al tiempo que pasó, porque ya se fue.


Tampoco disponemos del tiempo que aún no ha llegado. Sólo tenemos “hoy”. Pero “mañana” vendrá y, ¿qué sucederá entonces? Que llegará un aliento, y luego otro. El regalo es el ir y venir de ese aliento. No se trata de lo que ya pasó, sino de apreciar esta vida, con cada aliento. Se trata de ti, de tu vida, no de la de otras personas. Se trata sólo de ti.


Es importante que reconozcas el regalo que tienes. Si vas al aeropuerto o a la estación para recibir a una persona, tienes que reconocerla antes de correr a saludarla. El reconocimiento es fundamental. Si no se reconoce la sed de plenitud que tiene el corazón, lo que estoy diciendo no tiene sentido. Cuando el corazón empieza a reconocer esa sed, uno puede avanzar hacia la alegría en su vida.


Lo más maravilloso de esta vida es que, como seres humanos, podemos experimentar la alegría suprema. Para las personas que quieran esa alegría, que quieran colmar sus vidas, habrá cada vez más dicha.


Simplemente relájate y disfruta del viaje de la vida.


Prem Rawat - Maharaji

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